sábado, 15 de septiembre de 2012

San Francisco II

Tenemos que comenzar el post pidiendo perdón por ser un poco mentirosos, aunque nuestras mentiras han sido piadosas y pueden argumentarse basándonos en nuestras buenas intenciones. Resulta que hace ya una semana que abandonamos Fort Bragg y es que nuestros días como viajeros estaban contados…de hecho cuando leáis estas líneas ya estaremos de vuelta en casa.

Hace aproximadamente un mes que compramos nuestros billetes de regreso a España pero queríamos guardar bajo llave el secreto porque nuestro objetivo era dejar con cara de póker a nuestros familiares y amigos cuando nos vieran aparecer por sorpresa. ¡Objetivo conseguido!, ellos también se tragaron la bola de que seguíamos haciendo camas en Fort Bragg.

Los motivos y sentimientos de la vuelta a la realidad los dejamos para próximos post porque antes tenemos que poneros al día de cómo pasamos nuestros últimos días en EE.UU.

Teníamos claras dos cosas, la primera que nuestro vuelo salía desde Las Vegas el día 11 de septiembre, por lo que llegaríamos a Barcelona justo 11 meses después de comenzar esta aventura, así que queríamos pasar nuestros dos últimos días living Las Vegas a tope. Y la segunda, que antes de despedirnos de este gran país queríamos volver a San Francisco.


Aquí es donde entra en juego la familia de la que os hablamos en el post pasado. Durante los desayunos en el Weller House Inn conocimos a Denis, Olivia y Natalie, padres e hija respectivamente, que habían venido a pasar un par de días de relax aprovechando que Natalie estaba de visita, ya que vive en París con su novio. Nos caímos bien desde el primer momento, eran sencillamente encantadores. Les comentamos nuestros planes de viaje y nos ofrecieron alojarnos en su casa en San Francisco.  El resultado no pudo ser mejor, pasamos tres días geniales en su compañía y nos ayudaron a descubrir nuevas zonas de la ciudad.



El mismo día que llegamos, Natalie nos dejó en el barrio de Misiones y tuvimos la oportunidad de conocerlo un poquito mejor. Resulta que la calle Dolores es una de las más cool de la ciudad, repleta de restaurantes con encanto y bares de copas. Muy recomendable. Además, volvimos a uno de nuestros barrios favoritos, el Castro, donde nos topamos con una situación graciosa…resulta que justo en ese momento había salido un arcoíris grandioso y todos los gays estaban emocionadísimos fotografiándolo con sus smart phones.


Al día siguiente de llegar, Denis y Olivia nos llevaron a Lincoln Park, donde hicimos una agradable caminata con vistas estupendas de la ciudad y del Golden Gate. Llegamos hasta el museo Legion of Honor que es realmente bonito por fuera aunque no nos detuvimos a mirar las exposiciones.


adiós a toda la ropa
Seguimos la ruta pasando por el Golden Gate Park y nos detuvimos para tirar fotos al molino y Olivia tuvo la genial idea de entrar al museo de Young, ubicado en el mismo parque, en el que puedes subir en ascensor gratis hasta la última planta y tienes una vista panorámica de toda la ciudad.


De ahí nos dejaron en Haigh Ashbury, o sea el barrio hippy y comenzó un nuevo día maratoniano  con largas caminadas, aunque básicamente repetimos la zona de Union Square y Market St. porque queríamos ir de compras después de 11 meses sin estrenar ropa y estar un poco presentables a la vuelta. Para cerrar el día con buen sabor de boca decidimos que no podíamos dejar USA sin comernos una auténtica hamburguesa acompañada con sus patatas fritas y aros de cebolla; fue buena pero acabamos empachados…una vez al año no hace daño.


Al día siguiente, Denis y Natalie nos llevaron al mirador de Twin Peaks, de nuevo una vista genial del Golden Gate y del resto de la ciudad de las cuestas. Como estábamos en racha con el tiempo, tres días soleados seguidos, decidimos dedicar nuestro tercer día en San Francisco a caminar junto al mar, es decir, pateamos todo Marina Green hasta llegar al Ferry Building y pasando de nuevo por Pier 39, que siempre es entretenido de ver.  Para no perder el ritmo, seguimos caminado hasta la zona centro para seguir curioseando en las tiendas. Un nuevo día agotador pero que nos sirvió para despedirnos de esta ciudad que tanto nos ha gustado. Es única en EUA y creemos que en el mundo. El sol no quisó ser menos y quiso formar parte de nuestra despedida.




El último día fue más relajado. Teníamos un vuelo desde San Francisco a Las Vegas a las 4pm, así que dedicamos la mañana a preparar las mochilas, a deshacernos de ropa vieja y, sobretodo, a disfrutar de la compañía de Olivia, Denis y Natalie. Dejamos San Francisco con buen sabor de boca, en concreto, con la deliciosa comida que prepararon Denis y Olivia, puré de calabaza y pollo saltado con ají peruano, ¡para chuparse los dedos! Muchas gracias por todo familia; ojalá nos volvamos a ver…quien sabe si en Europa.


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