viernes, 11 de noviembre de 2011

Chapada Diamantina - Lençois


Qué raro que es bajar de un autobús, después de 7 horas de viaje, y encontrarte a un tío que te espera con tu nombre escrito en un papel. Lo mejor de todo es que Lençois es un pueblo de 10.000 habitantes y que nosotros nos quedábamos a dormir en un albergue.


 Lençois es el punto de partida de la mayoría de trekkings que se hacen en la Chapada Diamantina, parque natural que ocupa el mismo territorio que la antigua BENELUX. La Chapada Diamantina o tierra de diamantes recibe este nombre por la cantidad de éste mineral que encontraron las primeras expediciones de bandeirantes (lugareños principalmente de la zona sur del país que iban en busca de nuevos territorios) Imaginaos la cara que se les debió quedar a los antiguos colonos que dejaron las tierras costera para descubrir nuevos territorios cuando llegaron a una zona llena de diamantes y frutas tropicales que nunca antes habían visto. Su estrategia era simple, llegaban a los poblados indígenas, los asesinaban o esclavizaban, dejaban una parte de la caravana que formaría un asentamiento y el resto seguía avanzando. La fiebre del diamante duró hasta que se descubrieron nuevas minas de igual o mayor calidad en África.
Primeras gotas de agua y hormiga

 Y os preguntaréis, ¿cómo es que África y América tienen el mismo tipo de minerales? Pues la respuesta después de haberla explicado el guía es simple, en el período que solo existía un continente “pangea” África y Brasil estaban unidos, al separarse cada parte se quedó una fracción de éste apreciado mineral.


Después del apartado de culturilla general, vamos a explicaros nuestras aventuras por la Chapada. El parque, como os podéis imaginar, tiene infinidad de actividades por hacer, solo hay un problema y es que son muy caras. Nosotros escogimos una ruta de un día que era muy completa (110 BRL), veías grutas, montañas y cataratas, vaya un mix de todo lo que ofrece el parque.

A las 8:30 nos pasó a buscar en coche nuestro guía, Floristiano. Al rato de empezar nos pensamos que nos habían insertado un microchip por la noche y nos habíamos levantado siendo bilingües en portugués, pero claro, al rato descubrimos que el guía era italiano y de ahí que su portugués fuera tan fácil de entender. El caso es que el tío era muy majo y como el día estaba un poco feo nos hizo la ruta al revés, con la esperanza de que a la tarde mejorara el tiempo y tuviéramos las vistas que nos habían vendido en el folleto.

Nuestro amigo Tomás

Así comenzamos por la Gruta Lapa Doce, llena de estalactitas y estalagmitas, donde lo más impresionante fue estar dos minutos en absoluta oscuridad. Te podías pasar tu propia mano por delante de los ojos y eras incapaz de ver nada, tan siquiera una sombra.

La siguiente parada fue en la Pratinha, una especie de playa en medio de las montañas que destacaba porque en el fondo tenía sedimentos marinos, que daban al agua ese color tan transparente. Allí mismo había un chiringuito de comida al peso y ¡probamos el cactus!


Cientos de peces comiendo a mis pies

Mini caracolas

El plato fuerte del día fue la subida al Morro do Pai Inacio, lo llaman el gran cañón de Sudamérica. Reconocemos que el día no era el mejor, por el cielo gris, pero la sensación de estar allí arriba era espectacular, algo que no se puede mostrar en fotos. Además, el monte tiene su leyenda. Inacio era el mejor esclavo del Coronel de la zona, era guapo a rabiar, con unos ojos azules espectaculares. Por esto tenía unos privilegios que el resto de esclavos no tenían, y es que el Coronel le dejaba zumbar con todas las esclavas para que le dieran hijos tan fuertes y trabajadores como él. El Coronel tenía una hija, que hasta entonces estaba estudiando en Bahía. Pero las esclavas hablaban mucho de las virtudes de Inacio y a la hija le picó la curiosidad. Se las ingenió para ir a visitar las minas donde trabajaba el famoso esclavo y que éste le hiciera de guía de la zona. Ya os podéis imaginar lo que pasó. Cuando el Coronel se enteró envió a todos sus hombres a matar a Inacio. La leyenda cuenta que éste estuvo escondido en el monte hasta que los soldados dieron con él  y dicen que cuando se vio acorralado saltó al vacío con una sombrilla que le había regalado su amada. Pero Inacio, conocedor del territorio, dejó caer la sombrilla mientras él se escondía en un terraplén. Los hombres del Coronel le dieron por muerto. Ahora el monte lleva su nombre.

Pai Inacio

Volaré oh oh
 Por último, fuimos al Poço do Diablo, una cascada espectacular por el color rojizo de su agua, debido a la falta de calcio y magnesio. Allí tomamos nuestro segundo baño y eso que el agua no estaba nada caliente, 16º, pero merecía la pena meterse debajo de la cascada.

Cachoeira de agua rojiza
 Los otros dos días que estuvimos en Lençois hicimos un par de rutas por nuestra cuenta para ver algunas cachoeiras (cascadas), lo más divertido fue cuando vimos que la ruta costaba 40BRL y allí apareció nuestro espíritu de supervivencia…no se nos ocurrió nada mejor que empezar a andar siguiendo a los grupos guiados, haciéndonos los longuis. Fuimos siguiendo a unos y a otros y al final vimos todo sin tener que soltar ni un BRL. 

Lençois

Serranas

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